No es casualidad que en los últimos meses haya aumentado el número de casos autóctonos de virus transmitidos por artrópodos (arbovirus) como, Dengue o virus del Nilo Occidental en países mediterráneos; y es que, si tenemos en cuenta de que se trata de enfermedades transmitidas por mosquitos, y que la temporada de clima veraniego cada vez es más larga, tenemos el resultado de una ecuación que no debemos obviar. Y ya no solo es el aumento de las temperaturas, sino también los patrones extremos climáticos que experimentamos cada año como grandes sequías, olas de calor o inundaciones y precipitaciones severas que se dan de forma regular en todo el mundo.
Enfermedades como malaria, Zika, dengue o Chikungunya, son endémicas en regiones de África, Asia y América Latina y sin embargo, se están estableciendo en poblaciones de diferentes partes del mundo. De hecho, el Sistema de Alerta Temprana de Enfermedades Transmitidas por Mosquitos (EYWA) muestra una trayectoria ascendente en Europa. Los casos de malaria han aumentado en un 62 % y Dengue, Zika y Chikungunya en un 700 %.
Según datos del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades Infecciosas, (ECDC), en España, Italia y Francia se han declarado un total de 258 casos autóctonos de Dengue en 2024. Es decir, casos no importados por viajeros infectados provenientes de climas tropicales. Esta situación activa las alarmas ya que evidencia la transmisión local del virus en un territorio donde cada vez está más estabilizado su vector (mosquito tigre).
La misma fuente confirma que, desde principios de 2024, 19 países de Europa han notificado casos humanos de infección por el virus del Nilo Occidental.
El sur de Australia es otro ejemplo de expansión de mosquitos a nuevas geografías. En 2022, esta región lidió con su primer brote importante de encefalitis japonesa, una infección transmitida por mosquito común (Culex) comúnmente hallada en el sudeste asiático rural y las islas del Pacífico. Los científicos creen que el cambio climático ha creado una potencial “tormenta perfecta”, que permite al virus avanzar hacia el sur y establecerse en el país.
El zumbido de un mosquito puede parecer insignificante, pero es un recordatorio de la interconexión de nuestro planeta y de los riesgos para la salud que trae consigo el cambio climático. Pero no le echemos toda la culpa a éste ya que también está afectando la mayor conectividad global, y es que viajar más lejos y más rápido que antes, también tiene consecuencias sanitarias.
El proceso de globalización ha supuesto una enorme transformación a nivel comercial pero también a nivel de desplazamiento de personas. Este hecho ha permitido que las fronteras sean cada vez más permeables y ha conseguido grandes beneficios, tanto a nivel comercial, como enriqueciendo la diversidad cultural de los lugares de destino. No obstante, se han desarrollado nuevos riesgos para la biodiversidad, lo que implica un desafío enorme para la salud pública.
Entre alguno de los efectos destaca la llegada y el establecimiento de especies exóticas invasoras en áreas en que antes no estaban presentes, como el mencionado mosquito tigre, que ha representado en las últimes décadas uno de los mayores riesgos para la transmisión de enfermedades vectoriales.
En vistas a esta variabilidad entomológica, los sistemas sanitarios han de prepararse ante nuevos retos y adversidades. En este sentido, en Certest Biotec ofrecemos diferentes soluciones basadas en técnicas moleculares para la detección de patógenos que se transmiten a través de la picadura de insectos. Estos test de diagnóstico, permiten identificar el ADN o ARN del microorganismo en cuestión, aportando una sensibilidad superior a otras técnicas comúnmente establecidas como la microscopia o los test rápidos.
Este tipo de soluciones, son actualmente las recomendadas por las autoridades sanitarias para llevar a cabo el diagnóstico y la vigilancia epidemiológica de las arbovirosis.
Cristina Escolar, Especialista de producto en Diagnóstico Molecular en Certest Biotec, S.L.